En artículos anteriores hemos tratado el tema del branding desde la perspectiva corporativa, es decir la construcción de la marca de una empresa. Ahora es momento de hablar de nuestra marca personal, notarás que no hay muchas diferencias en cuanto a conceptos y herramientas.
Desde nuestra perspectiva las diferencias radican en que no somos conscientes de su importancia y como hemos vivido con esa marca desde que nacemos, parecería que lo más práctico es dejar que se construya sola.
Si la marca personal nos acompañará toda la vida, ¿por qué no invertimos en ella?, gracias a esta marca tendremos acceso a mejores oportunidades profesionales y personales. Debemos hacernos la pregunta de cómo queremos ser percibidos hoy y mañana.
Comprendamos que en todos los ámbitos tenemos competencia, una buena forma para desmarcarnos es construir una marca personal que sea congruente y entendible. Esto incluye la forma en cómo nos comportamos, hablamos, vestimos y hasta lo que publicamos en redes sociales.
No se trata de dejar nuestra esencia de lado, así como en el branding corporativo lo que buscamos es tomar esos valores y propiedades para explotarlas de forma positiva y conectar con las personas que esperamos. No buscamos aparentar, solo queremos ser conscientes de lo que proyectamos.
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