Una de las cifras a las que mayor atención ponemos en las empresas es el aumento de la cartera de clientes. No es para menos, cuando ese indicador crece generalmente incrementan nuestros ingresos. Pero nos hemos puesto a pensar o mejor aún, a medir ¿cuánto perdemos cada vez que un cliente se va?
A todos nos duele vivirlo, pero contrario a que eso detone un análisis detallado de la situación, acciones correctivas o estrategias de retención, seguimos en el camino buscando que otra cuenta llene ese vacío.
La frase “atraer un nuevo cliente cuesta diez veces más que mantener su fidelidad” es muy cierta. El cliente perdido resta inmediatamente nuestros ingresos, deja de recomendarnos y lleva sus proyectos y crecimiento a otro lado.
El consejo que les damos es que mantengan el interés sobre sus clientes con la misma consistencia que tuvieron cuando los estaban conquistando. Todos los días son una buena oportunidad para demostrarle que con ustedes lograrán sus objetivos, serán especiales y que más allá de ser proveedores son aliados de su marca.
Los clientes felices ayudan a construir marcas exitosas que trascienden.
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